Durante tu camino a la cumbre contemplarás cómo se van sucediendo los distintos pisos de vegetación según asciendes. La transformación del paisaje al ascender es realmente increíble, parecerá que recorres varios continentes en un paseo de apenas una o dos horas. Según la ruta cruzarás paisajes rurales, bosques de monteverde y pinares. En Las Cañadas te darán la bienvenida las retamas, los codesos, los rosalillos de cumbre y las hierbas pajoneras, que son algunas de las especies vegetales más abundantes del matorral de la alta montaña tinerfeña.

Con un poco de suerte, al caer el sol, veras pequeños murciélagos inofensivos revoloteando a tu alrededor. Estos mamíferos alados han pasado el día refugiados en la red de túneles volcánicos que se esconde bajo el suelo del Parque Nacional. Los tubos volcánicos son conductos por donde fluyó en su día la lava, y constituyen el reino de los troglobios, pequeños invertebrados, la mayoría ciegos, porque viven en la más absoluta oscuridad, pero a cambio, han desarrollado al máximo otros órganos sensoriales para potenciar la capacidad olfativa, táctil o auditiva. La mayoría de ellos son endémicos de Las Cañadas y, algunos, son exclusivos de un determinado tubo volcánico, no encontrándose en ningún otro lugar del mundo.

Pero antes de la observación astronómica habrás recorrido buena parte del Parque Nacional para contemplar una puesta de sol de las que perduran en el recuerdo desde un imponente mirador. Con las últimas luces del día, el paisaje volcánico adquiere unas tonalidades de color sumamente hermosas. Ante tus ojos, la espectacular caldera de Las Cañadas, una de las calderas volcánicas más grandes del mundo, de forma elíptica con 45 km de perímetro. En su centro, se alza el Teide, un enorme estratovolcán de 3.718 m. Las lavas de todo tipo te acompañarán siempre, procedentes de diferentes episodios eruptivos a lo largo de miles de años y que han recubierto amplias extensiones de la caldera.

Durante el recorrido podrás ver conos volcánicos de forma redonda cubiertos de piedra pómez, otros cubiertos de picón y cenizas, negros o rojizos por la oxidación de sus materiales, lenguas de lava que cuelgan suspendidas de las laderas de los volcanes, o grandes bloques de piedra dispuestos de forma caótica donde brilla la obsidiana. Recorrer Las Cañadas, antes de descubrir planetas y galaxias, supone hacer un viaje por el tiempo geológico de unos 180.000 años en uno de los paisajes volcánicos más impresionantes de este planeta. Y sí ese día hay luna llena, descubrirás toda una geografía lunar que te hará soñar.